miércoles, 12 de septiembre de 2012


Tras las paredes de este sorprendente edificio, se escondía la exposición de William Blake. Pasada la puerta de entrada a la exposición, el ambiente de la sala y sus obras me transmitieron, en un principio, un sentimiento de incertidumbre, de desconcierto, ya que sus obras se me hacían muchas veces incomprensibles. Por mucho que las veía, leía sus explicaciones y me paraba a reflexionar sobre ellas, no lograba captar la idea que intentaba transmitir el autor (en gran parte, seguramente, por culpa de mi ignorancia hacia el campo del arte), y por ello empezó a aflorar un sentimiento de frustración y aburrimiento, ya que tenía la sensación de estar perdiendo el tiempo.

Más tarde empecé a darme cuenta, o eso es lo que entendí, de que el autor lo que pretendía a través de sus obras, era transmitir esa tragedia que sentía de no encontrarse a gusto en la sociedad, el sentir que no encajaba, y comencé a entender algunas de sus obras y logró transmitirme esa frustración y desdicha, ya que, además, muchos de los títulos de los cuadros se relacionabas con aspectos negativos, tanto de la religión, sociedad… La verdad es que me impresionó la forma que tenia de transmitir todos estos sentimientos y su visión del mundo.

Uno de los cuadros que mas me llamo la atención, fue el del ángel bueno y el del ángel malo, lo entendí como la parte de la sociedad que no le gustaba, como los que le hacían sentirse descolocado y de la que pedía a Dios salvación (a pesar de su crítica a la religión y su jerarquía) y en contraposición, la tranquilidad del arte que le ayudaba a sentirse bien. Yo creo que me impresionó porque en el fondo, todos tenemos esas dos partes de malestar y comodidad, pero nunca lo había visto representado gráficamente.


A pesar de ello, lo que me descolocó mucho fue la parte final de la exposición, el contraste de colores fuertes y cuadros grandes con el prácticamente blanco y negro y  cuadros pequeños de la primera parte, me volvió a hacer creer que no había entendido nada, con lo que concluí que soy un ignorante con lo que al arte respecta.

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